
Una película de terror que se puede llamar «la comunidad del miedo».
Claro que seguimos pensando el día después de mañana como acá y acá. Imaginar es una tarea (para nosotros clave) y por supuesto lo sabemos, también un privilegio. Transitamos el aislamiento social preventivo y obligatorio, algunos miramos por nuestra ventana la ciudad quieta, silenciosa y un aire pesimista nos dice: ¿y sí el ánimo dominante de lo que venga va a ser el miedo? El miedo a los otros, la debilitación de los vínculos, la sospecha permanente. Ahí: ¿dónde va a estar la zona de seguridad, el búnker, el espacio blindado contra el resto? En los museos tenemos una palabra cultivada durante años, valiosa y a la vez gastada, que puede identificar esa fortaleza: comunidad. Si en algún momento el concepto tuvo un método mas o menos innovador para repensar la acción sobre diversos espacios hoy por lo menos hay que repensarlo. Prueba de eso es la apropiación exitosa del