Hay mucha belleza en las cosas ordinarias.

¿Acaso no es ese el punto? 

Pam Besley. The Office. T09E26.

Pasó 2020. En el cimbronazo de la época, salimos también corriendo a tratar de ponerle una etiqueta al tiempo como autoinvitados cara de piedra a la sopa de wuhan. Pensamos el vacío, la distancia, los protocolos, el futuro. 

¿Estaremos los museos a la altura de lo que la imaginación política demanda en adelante?

Pero entre las preguntas y las derivas, entre los días y los tiempos cansinos de la administración mientras  vibran los fluorescentes que iluminan las burbujas sanitarias; bueno, ahí también están las cosas.

Tenemos las muestras 90 Aniversario de Bellas Artes y la Kermesse de los derechos en pie. A la par, en sintonía o como ruido, maduraron las aceitunas y alguien hizo salmuera, se blanquearon las paredes, florecieron, murieron, volvieron a florecer los malvones, unos se tomaron su tiempo sobre el patio y flasharon con las nubes y la casa del árbol, cambiaron las autoridades de la institución, el pasto se puso un poco amarillo por el sol y ahora ya está verde, una escalera se descascaró, una conferencia de prensa de directores se hizo en la azotea en un día en con la atmósfera tan cargada que se podía nadar sobre la tierra, anduvo por las redes un newsletter, se mandaron mensajes de aliento por WhatsApp, circulares y protocolos, proliferaron mates y bombillas personales. Y ahora estamos en otoño.

Algunas cosas, en una medida menos cuantificable y poco visible, siguen y siguieron. Porque esta coyuntura también va a pasar.  La vida seguirá escurriéndose por recovecos y laterales. En una de esas aparece por ahí el nuevo significante ‘museo’ para la época. Claro que es pretencioso. Pero ahí vamos. 

L.B