Cuatro meses pasaron desde que cerramos las puertas físicas de 2 Museos y nos mantuvimos abiertos en la dimensión digital. En estos cuatro meses de pandemia pasamos de pensar un museo en el que la norma era estar constantemente generando contenido en las redes para entretener o para educar a la gente que tenía que quedarse en su casa a un museo más reflexivo, incluso a terminar haciendo una pausa. La necesidad de «responder» de manera inmediata fue un gran tema de conversación con el equipo del museo.
Hay muy buenos ejemplos en las redes, en general creados por museos con estructura y equipos de trabajo consolidados. También encontramos propuestas interesantes que realizaron muy buenos contenidos, pero ad-honorem.
La implementación de una política digital presupone un pensamiento global centrado (1) en la digitalización de las colecciones, (2) en el inventario de colecciones, (3) en un una mínima infraestructura de TI (toma de fotografías, escaneo, computadoras), (4) en acceso suficientemente estable a Internet y (5) en personal dedicado, con las habilidades mínimas, para llevar a cabo este tipo de operaciones (UNESCO, 2015).
Nosotros creímos que tomar la decisión de «rápida respuesta» podía tener un costo para 2 Museos. La norma de producir cantidad de gigas de información de manera urgente nos hace pensar en la norma de las redes: lo efímero.
El contenido en la red es efímero y se sube mucho, la red está llena. Nada más quedarse un rato mirando en esta web.
“Producir para entretener o para justificar una permanencia; producir dentro de los márgenes del capitalismo cognitivo, producir para continuar en el mainstream… Producir, producir, producir. El museo no es Netflix, pero se le exige algo parecido: disponibilidad, renovación el catálogo de opciones, novedad; brindar experiencias; sean significativas o no importa poco. Importa producir.”
“Además, el acceso a estos recursos en línea, que requieren un dispositivo (con computadoras y teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y tablets, que ofrecen diferentes modos de experimentar este contenido digital) y una buena conexión a Internet, se distribuye de manera no equitativa e injusta en todo el mundo.” Algo que estamos comprobando desde el inicio de la pandemia al trabajar con escuelas periféricas de la ciudad y con los pibes y pibas del programa Envión.
Si realmente estamos en una situación «inédita», ¿no deberíamos estar mirando enfoques inéditos?
¿Qué consideramos antes de tomar decisiones? ¿Cómo podemos decidir nuestros propios ritmos? ¿Puede ser que vivimos más acelerados incluso en tiempos de pandemias?
Los días parecen que duran menos, pasan volando, por el vértigo y la ansiedad. Transitamos la pandemia desde un lugar de múltiples acciones. Al principio de la ASPO no parábamos de tener presencia en el mundo digital, de publicar actividades, acciones, propuestas. Nosotros y todos los museos. Pero después de un tiempo nos dimos cuenta de que esta situación se iba a prolongar y que podíamos y debíamos desacelerar, pensar para reorganizar el trabajo, los pensamientos, el museo, la vida. Entonces, decidimos, un mes atrás, hacer una pausa y quedarnos callados en la dimensión digital pública durante 15 días. No publicamos nada, continuamos las otras tareas del museo y nos pusimos a observar qué pasaba en la dimensión digital.
Esta dimensión está superpoblada de contenido. “Internet se ha convertido en una selva infoxicada donde todos luchamos por la atención del usuario. En el contexto actual, las instituciones se están transformando para promover la consulta de contenidos, pasando de la búsqueda a la invitación proactiva y convirtiendo la web en una sala más del museo.”
El momento en el que estamos ahora nos interpela a pensar y nos enfrenta a la realidad de que, en definitiva, podemos medir nuestro propio tiempo. «Nadie va a ganar la cuarentena».
Producir el volumen de contenido digital que el mundo jamás haya visto, está causando estrés y tensión en el personal que ya siente estrés y tensión por la realidad de la situación global en la que nos encontramos. Y lo mismo nuestras comunidades y públicos. Nuestra urgencia en torno a la productividad no es útil.
“El actual frenesí de la digitalización ya está afectando a los profesionales del sector del arte de todo el mundo, que sienten la presión de tener que desarrollar recursos digitales en tiempo récord, o de aprender otras competencias profesionales para poder hacer frente a una demanda cada vez mayor.”
Ibermuseos realizó un mapeo de la situación a través de una encuesta pública y anónima, cuyos resultados ponemos a disposición a través del informe y los datos son reveladores:
- 73% declaró haber reajustado sus actividades en respuesta a las medidas restrictivas;
- 31% señaló como principal necesidad contar con recursos financieros para mantenimiento y sustento de gestiones;
- 55% de las instituciones participantes declararon haber estado colaborando con su comunidad para sobrellevar la emergencia sanitaria;
- 60% de las instituciones mixtas afirma haber tenido que dimitir a una parte de su personal;
- El personal que más ha sufrido con despidos, suspensión o readecuación de contrato ha sido el que cuida de las visitas guiadas, mediación y educación presencial, exposiciones, tienda, cafetería, servicios tercerizados.
El informe completo puede leerse acá
Entonces, creemos que hay que estar preparado “para dejar atrás los prejuicios, para perder seguidores, para ser criticados, para ser retados, para poner lo social en el centro de nuestra práctica. El cambio exige resistencia, preparémonos para asumir el riesgo.”
El último mes ha sido un momento intensamente confuso. La rapidez con la que aumentan los casos de COVID-19 en la ciudad, los rebrotes en lugares que ya habían dejado atrás el pico hacen que cada nuevo día parezca un nuevo año. Estoy seguro de que, como muchos de ustedes, he estado sintiendo un sube y baja de emociones: ansiedad que va de lo personal a lo global.
¿Podría ser este el momento en el que trabajemos de manera creativa para encontrar soluciones innovadoras?
¿Qué pasará entonces tras la pandemia:? ¿Museos más justos, sostenibles y sociales?
La certeza es que si estamos viviendo una situación inédita a nivel global, lo próximo será igual de inédito. Vamos a abrir los museos siendo distintos nosotros y siendo otra la ciudad y el mundo. Tenemos que reinventarnos y para reinventarnos tenemos que repensarnos y para eso ser creativos y reflexivos. Si queremos ser relevantes en nuestras comunidades la clave está en las personas, las personas son las que van a poder añadir valor y sostenibilidad a los museos, que van a ser más exigentes.
Se prioriza la presencia online y quedan en un segundo plano el personal de los museos. Volcarnos al mundo digital sin la inversión necesaria en los trabajadores sería muy frustrante. No se debería perder más tiempo en transformar digitalmente los museos.
“no perdamos más tiempo, porque cómo bien dicen en inglés Time is money, el tiempo es un maní”
Christian Díaz
Obra en la portada:
1 para el 2000
Martín Di Paola
Premio Adquisición Bienal Nacional de Arte 1999.