LUIS ÁNGEL SALOMÓN
Leonardo Favio, uno de nuestros mayores poetas de la imagen, tomó prestada una expresión del francés Víctor Hugo para cerrar su primera obra maestra: “un hada está escondida en todo lo que ves”. El Turko fue un convencido feligrés de ese hada y, cámara en mano él, sus ojos siempre estaban atentos al momento en que lo extraordinario se revelase. Ver su obra de un tirón –o, al menos, el material que sobrevivió a los años infames- induce a suponer que el hada era la Historia misma de su tierra y de su tiempo, hecha de felicidades, luchas y agobios. Es posible que haya quienes prefieran llamarle a eso punctum, categoría del también francés Roland Barthes. El Turko no le llamaba de ninguna forma, pero sabía lo que pocos: buscarlo. O, mejor expresado: esperarlo, detectarlo y no dejar que se diluyera en el sopor de superficie.