El horizonte es dulce

Muestra de Alejandro Cires. 

 

El horizonte es dulce nos invita a mirar mas allá de lo inmediato, hacia ese punto en el que el cielo y la tierra se encuentran, donde todo parece posible y el tiempo se suspende. El horizonte (ese umbral incierto donde finaliza la percepción pero no el pensamiento) se convierte aquí en campo simbólico, como metáfora de lo que anelamos, lo que imaginamos, lo que aún no ha llegado pero intuimos con esperanza.

La dulzura del horizonte no es sólo visual sino emocional, el refugio de los sueños, la calma después del caos. Cada pintura actúa como un intervalo donde la materia se diluye y la mirada flota.

En estas piezas los colores, trazos y geometrías abstractas (que en ocasiones cito como errores invencibles) construyen paisajes reales actuales y de otros tiempos, también interiores motivados por los exteriores, donde la luz y la distancia dialogan con la memoria y el deseo: los viajes a la costa, dibujar al lado de mamá, la ruta eterna a Córdoba en la coupé Taunus con la familia, los peces de colores que se ven desde la aerosilla en Tandil, la niebla en bicicleta yendo a tocar la bateria con Miguel Galgano, el ruido de la inmensa agua acumulada detrás del terraplén del barrio CECO en la inundada Olavarría del ’85. Al paisaje lo descubrimos y nos asombra vernos afortunados de habitar esta vida.

El trabajo no sólo representa sino que también sugiere, nos empuja suavemente a detenernos a observar y dejarnos llevar; a sentir en cada gesto esa promesa silenciosa que siempre hay algo más allá y que a veces mirar lejos también es una forma de regresar a uno mismo.

Inauguración: Sábado 20 de septiembre – 19 hs. Biblioteca Rivadavia.

El horario de visita es de jueves a sábado de 17 a 20 hs.

 

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