Dudar

Lo dijimos: hace años que la institución museo como centro de contemplación, resguardo de cultura y bajada didáctica esta perimido. Insistir sobre eso es una obviedad un poco burda. De todos modos hace un tiempo también nos permitimos revisar las «nuevas» prácticas que desde hace algunos años se forjaron en parte con la nueva museologia y la museología crítica. Entre ellas la revinculación de museos y públicos. La extensión de las instituciones. Los proyectos «participativos».

En esta coyuntura nos encontramos con algunos proyectos donde por ejemplo se llama a fotografiar objetos cotidianos a fin de «pensar lo singular a partir de lo común que nos rodea». Y otros de extensión en el espacio fuera del museo con la instalación de «carteles» donde se propone una cartelería museológica en diversos lugares del espacio público al estilo de una señalización histórica estándar pero con un discurso digamos más heterodoxo y codificado.

En uno y otro se trata de bajar una idea museológica y transferirla al espacio privado (los objetos) y el espacio público (los carteles). En ese punto entonces todo lo que nos rodea sería pausible de «museificar». El fluir de la vida se detiene. Un objeto cotidiando se estetiza y un espacio público (este en particular con condiciones de vida en baja) se hace parte de un patrimonio simbólico. El rédito de la operación va para un sólo lado.

 

Trabajando en el museo con una de las sedes de Envión (2019)

En el fondo hay también una posición asertiva: el mundo se puede entender, codificar y a partir de ahí se puede construir una verdad. En los dos proyectos hay una perspectiva dirigista: nueva museología que ya es vieja museología.

Nuestra perspectiva es que la vida es escurridiza, dinámica, y llena de derivas. Pero además este momento está lleno de incertidumbres y lo que hasta ayer parecía «normal» hoy dejó de serlo. La pandemia nos desafía también a atravesarla con incertidumbre. Entonces, si este tipo de proyectos hacen que todo sea «museable»; qué queda como rol específico para un museo. Tal vez sólo tal vez, los museos puedan ser los espacios específicos donde se habite la duda y se abrace la incertidumbre. Insistimos con la idea de construir un método flexible y menos asertivo; mas que recortar la dinámica de la vida, acompañarla. Seguramente es una vía llena de errores y reconfiguraciones permanentes, pero creemos que la duda como método es una forma necesaria de construir el tiempo que viene.

 

Leandro Beier

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