El período que abarca esta segunda rotación comprendió algunas particularidades que nos parecen interesante señalar. En primer lugar, en las décadas del cuarenta y cincuenta, el Museo Municipal de Bellas Artes se alojó en dos subsuelos distintos. Del primer piso de O’Higgins 69, se trasladó al subsuelo del Teatro Municipal en mayo de 1942 y, en septiembre de 1954, al del Palacio Municipal, lugar que ocupó hasta el año 2003. Esta última sede se inauguró con una exposición de Benito Quinquela Martín. Allí el artista exhibió más de treinta óleos y el municipio adquirió uno de ellos, Proa a pleno sol para la colección del Museo.
En segundo lugar, la dirección estuvo a cargo del artista Saverio Caló (Molfeta, Italia, 1903-Bahía Blanca, 1963) desde 1941 hasta su fallecimiento. Su gestión fue la más extensa de toda la historia de la institución (1). Fue un actor que participó activamente en el campo artístico de la ciudad desde su formación: asistió con frecuencia a los salones locales y nacionales e integró espacios de formación artística bahiense, como la Escuela de Bellas Artes Proa y la Asociación Artistas del Sur.
En otro orden de cosas, desde mediados de los años cuarenta, se incrementaron los salones de arte que se celebraron en la ciudad. Al Salón Municipal, realizado anualmente en el mes de abril con motivo del aniversario de la ciudad, se sumaron el Salón Provincial desde 1945, bajo los auspicios de la Dirección General de Cultura de la Provincia y a partir de noviembre del año siguiente, un Salón de alcance nacional motorizada por la recién creada Comisión Municipal de Cultura. Asimismo, desde 1947 el Salón Municipal, pasó a ser de carácter regional, dirigido a los artistas pertenecientes a la sexta sección electoral de la provincia, territorios de La Pampa, Río Negro y Neuquén. Todos estos eventos otorgaron una dinámica importante a la colección del Museo, que se vió reflejada tanto en el crecimiento patrimonial como en la diversidad de artistas que ingresaron al acervo, ofreciendo una mayor variedad temática y de estilos.
De estas apreciaciones se desprende el último aspecto a destacar: la incorporación de artistas mujeres a la colección institucional. La proliferación de salones desde los años treinta a lo largo y ancho del país, aumentó la circulación de las artistas que participaban continuamente en estos eventos. Como señaló Georgina Gluzman, los salones provinciales y las exposiciones individuales en galerías privadas fueron espacios mediante los cuales las mujeres se insertaron en el ambiente artístico de nuestro país (2) . Aun así, las trayectorias de varias de ellas siguen siendo desconocidas, como también las de aquellos artistas que centraron sus carreras alejados de la capital nacional. En este sentido, consideramos que esta muestra es una buena oportunidad para reponer parte de algunos de estos itinerarios y de exhibir las producciones artísticas que circulaban en la ciudad y en otros espacios de Argentina.
(1) Entre 1941 y 1944 fue conservador del MMBA cumpliendo funciones de director.
(2) Georgina Gluzman, “Otras protagonistas del arte argentino: las mujeres artistas en los Salones Nacionales (1924-1939)”, Revista do Instituto de Estudos Brasileiros, Brasil, n. 71, p. 51-79, dez. 2018.