Sebastián Gordín


¿Quién mató a quién?


Escultura en resinas poliéster y epoxi esmaltadas


1999


2 do Premio adquisición Bienal Nacional de Arte 1999

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La obra nacida de un dolor inmenso: el ornitorrinco arrancado con violencia de los brazos del hombre de las nieves en una exhibición anterior retorna ahora gigante sosteniendo en pietá a un Gordín muerto tamaño natural.

Hay un relato en la obra de Gordín que se despliega en tiempo y espacio, atraviesa el marco, entrelaza algunas piezas y en la excepción se vuelve elocuente. Se abre en un dibujo del 94, en el que un muñeco de nieve carga en sus brazos a un perrito muerto. “Lo encontraron con el pichicho en sus manos y sangre en la boca. ¿Cómo probar su inocencia?”, se lee al pie. El perrito vira a pingüino mutante en una escultura del 95, ¿Cómo probar su inocencia?, pero es ahí que un suceso exterior incide en la obra y hace avanzar el relato. El pingüino mutante fue arrancado de la pieza durante una muestra y dos años más tarde el destino incierto del animalito robado inspira ¿Quién mató a quién?, esta escultura de gran tamaño en la que un pingüino-ornitorrinco gigante carga en brazos a un Gordín de resina de poliéster, muerto a juzgar por el hilo de sangre en la boca, sin más aclaraciones que la pregunta del título.

Dice Gordín

Los muertos en mi trabajo tienen la función de que el tiempo de observación sea prácticamente eterno. Otros personajes en cambio, están en una escena, congelándola. Para hacer que el instante de contemplación sea ese y ningún otro. Incluso las escenas se ven desde un solo lugar aunque yo construya imágenes tridimensionales. No hay un detrás ni te proponen rodear la obra en totalidad. Son imágenes planas.

Dice María Moreno de la obra 

En “¿Quién mató a quién?”, obra de 1997, se ha esculpido a sí mismo en una Pietá donde lo transporta en brazos un raro pingüino como si se tratara de una profecía de Kirchner. Es que Gordín suele pasar por su propia obra como Hitchcock por sus películas.