Un museo como puente para la transformación social y práctica política

Ulises, Mateo, Pamela, Tobías y Franco son alumnos de la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Educación (UNS). En  2019, como parte de la materia Taller integrador I: Problemática Educativa Contemporánea, eligieron a 2 Museos para realizar su trabajo de campo. Durante septiembre y octubre visitaron 2 Museos, participaron de las actividades, fueron con el equipo al trabajo en territorio, hicieron entrevistas y observaron la dinámica de 2 Museos.
El informe presentado a la cátedra llevó por título “Un museo como puente para la transformación social y práctica política”. La experiencia personal de estos cinco estudiantes quedó reflejada en uno de los anexos. Sus apreciaciones personales es lo que les presentamos.

 

 

Pamela Diaz

La actividad propuesta por la cátedra de Taller I, de carácter personal, me llevó a reflexionar acerca de mi rol actual como docente y como futura Licenciada en ciencias de la educación.

Cuando vimos los lugares para realizar este trabajo de campo, había muchos lugares interesantes, pero 2 Museos nos resulto mucho mas interesante y curioso a la vez.

Esta curiosidad particularmente la tuve presente en cada encuentro, en cada entrevista, me parece espectacular la idea que tienen de un museo, como espacio abierto a toda la comunidad, como un espacio de transformación social, de aprendizaje, práctica política. Y esta impresión la tuve en el primer día del encuentro que tuvimos con Christian, el director del museo, fue fabuloso entrar y que te sorprendan esas preguntas que están pegadas en la pared, como una manera de romper con esa idea de un museo como muestra de cuadros solamente y que puedas salir pensando, reflexionando con estos interrogantes y con todo el color y el arte que refleja el museo como espacio cultural y social.

Ese primer encuentro fue muy impactante para mi, basto uno solo para hacerme pensar mucho mi rol actual como docente dentro de una institución, me llevaron a hacer preguntas que no se si tendran respuestas, pero sí abrir un poco más la mirada de lo que surge todos los dias cuando entro al aula, de mis prácticas cotidianas y claramente mi frase cuando salí de ese primer dia fue “Quiero trabajar en un espacio como este”, super relajado, ameno, y desde el lugar como docente poder aprender todos los dias un poco más y qué mejor que compartir este aprendizaje con otrxs.

El jueves 3 de octubre fue nuestra segunda visita al museo, Christian nos había anticipado que ese día visitaba el museo la sede de ENVIÓN Villa Harding Green, decidimos ir ya que nuestra intención fue trabajar con alguna sede de envión para investigar cómo es el trabajo que hace el museo dentro y fuera del mismo. Ese mismo dia estaba presente el Taller de Expresión corporal a cargo de Felipe Hirschfeldt, ambos cosas fueron fascinante de observar, los chicxs de envión que estaban como espectador mientras el taller realizaba una práctica escenica a partir de la obra Cisne y que tal fin era como generar un código desde la ondulación, desde un diálogo del movimiento, para llegar a un código común para representar la ondulación. Los chicxs de envión observaban muy concentradxs los movimientos que realizaban los integrantes del taller, algunxs miraban muy fijamente y otros sonreían, como si se esa corriente de ondulación los estuviera atrayendo hacia el centro de la escena. Fueron varias las escenas que se presentaron ese día, todas basadas en el libro “Rosa Luxemburgo y una reinvención de la política una lectura de América Latina” de Hernán Ouviña, dos de ellas fueron muy graciosas donde los integrantes interpretan “Pedagogía de la autonomía”, realizando movimientos y a su vez posicionándose para sacarse fotos, las posturas eran muy graciosas para los chicxs de envión ya que además de éstas eran acompañadas con gestos en el rostro, la otra fue mediante la lectura de una historia y los integrantes se reían a carcajadas, dos de ellos que estaban delante de todos se mantenían muy serios. Los chicxs de ENVION no paraban de reírse a carcajadas, carcajadas que nos transmitieron a nosotrxs. Finalmente Felipe cuenta que la idea de las obras es que se pueda borrar ese espacio entre actor y espectador, donde el espectador no esté quieto y que a lo largo de la acción sea parte de la escena.

Ese dia fue muy fructífero, ya que pudimos observar dos prácticas educativas muy interesantes para poder investigar y analizar en nuestro trabajo de campo, por eso decidimos en ese mismo dia coordinar una entrevista con Felipe para que nos cuente un poco más acerca del taller.

Después de estos dos encuentro decidimos realizar un encuentro grupal, para empezar el análisis, y en lo personal costo ordenar un poco las ideas, en como iniciar la introducción, que queríamos investigar y hacia donde queríamos apuntar con el trabajo. Si bien sabía, porque nos los habían advertido desde la cátedra, que el investigador al entrar al campo debe adaptarse y estar “abierto” a todo lo que allí suceda, las expectativas estaban. En lo grupal costó el trabajo en equipo, la organización de los encuentros, de las visitas al museo, esto se pudo hablar y buscar una salida para que este trabajo sea no solo cursar una materia sino que esta experiencia de la primera entrada al campo pueda ser vivida gratamente y que resulte una práctica transformadora y útil para todo lo que nos queda por vivir dentro de la la carrera.

Con las consultas, el pasar de los días, las clases, y los reiterados debates, discutiendo temas, ejes de análisis, parecía que iba tomando forma, al menos la estructura del trabajo.

Luego de esto participamos de la visita que el museo realizó en la sede ENVIÓN Stella Maris, fuimos en compañía de Manuela una de las coordinadoras que trabaja en el museo y que está a cargo de las actividades que lleva el museo con dicha. La idea que nos contaba manuela ,mientras viajamos en colectivo hacia el barrio fue que a partir de la idea que tienen los chicxs de la Diversidad se pueda hacer un mural en una de las paredes de la sede. Ante esta propuesta primero los chicxs realizaron un boceto de lo que querían pintar para luego imaginar cómo querrían que el dibujo quede plasmado en la pared. Surgieron muchos temas mientras los chicxs dibujaban, diversidad reflejada en lo cultural, social, sexual, e iban comentando lo que veían en el taller de ESI que se dicta allí, por esto manuela pregunto cuando salieron al patio a ver la pared si les parecía dibujar las banderas de la diversidad cultural y del colectivo LGBT, la mayoría estaban muy entusiasmados, solo un chico estaba en desacuerdo e incluso molesto por la idea, pero fue muy amable y profesional la respuesta que tuvo Manuela hacia él. Consideramos que sería muy importante asistir el dia que realicen dicho mural, ya que vivir en primera persona esa actividad sería oportuno para charlar y observar lo que hacen y sienten los chicxs mientras pintan el mural. En dicho encuentro nos llevamos una experiencia re linda e interesante para seguir investigando y poniendo en palabras lo que surge entre envión y el museo.

La experiencia del trabajo de campo entendida como práctica, me llevó a sentir como primer momento de lo que en un futuro me gustaría hacer profesionalmente. Y por ser la primera experiencia de campo, estaba cargada de un montón de sensaciones y particularidades propias: mucha ansiedad, curiosidad, expectativas, entusiasmo, esperanza. Antes de empezar sabíamos, al menos teóricamente de que se trataba un trabajo de campo: implicarse. Pero en la práctica, todo era desconocido, nuevo y a la vez curioso, atrapante.

En lo personal, más allá de haber tenido mínimas experiencias previas de campo, siempre digo que cada experiencia es distinta en cómo uno las vive y las siente, con lo cual como dije al principio esta experiencia me llevó a cuestionar y a reafirmar el fin hacia donde dirijo mi formación.

A modo de conclusión esta experiencia fue muy valiosa en lo personal, aprendí mucho de ella, tanto en las visitas al museo, el debate con mis compañeros, aquellas palabras que circulaban en el dia dia en el museo mediante las entrevistas y de lo que escuchábamos al pasar. Me quedan varias preguntas, algunas por fuera de la propuesta de 2 museos.

Entender lo educativo en toda su complejidad, más allá de lo escolar, se constituye como punto de partida en lo que se irán instaurando en los próximos años aquellos aprendizajes de las distintas cátedras de la carrera, hallando en el trabajo de campo y la investigación el lugar propicio para ir en busca de respuestas y generar nuevas preguntas.

Ulises Aparicio

El día que fuimos por primera vez al museo, yo había estado en modo observador (? unos días antes me dijeron que lea uno que otro texto para comprender mejor el lugar y dejar esa idea de carácter de cronograma, entre estos destaco el de Anijovich donde resalta la importancia de una mirada observadora, a esto responde lo que dije al principio.

Me sirvio de mucho, como lo dijeron mis compañeros la idea que nosotros teníamos antes de ingresar al museo era una pared con cuadros.

Rescato una de las preguntas que estaban en la pared “¿hasta donde llega un museo?”.

Christian quien sería el director del museo, nos comento de todas las actividades que se realizaban en dicho lugar, y también en conjunto de qué programa lo llevaban a cabo, es decir, con Envión. Digo en conjunto ya que muchas de las actividades eran dedicidas tanto por los chicos como por la gente del museo. Son cosas que uno no se imaginaria de un museo. Volviendo al tema de los chicos ese día ellos fueron partícipes de una taller de teatro del profe Felipe, donde al principio se mostraba una obra donde ellos eran espectadores y después se volvieron parte de la obra donde el rol de espectador y participante se intercambiaba pero el lugar de ambos grupos el mismo que el primero, donde había intercambio de risas y una que otra cara de “no sé qué pasa acá”.

Cuando fuimos por primera vez a una sede de Envión, fue una experiencia demasiado familiar para mí, la manera de soltarse para hablar que tenían los chicos, todosnosrecibieron muybien,esedíajustamentedondeellostuvieronuntallerde ESI, con esa temática ellos tenían que dibujar algo que de todas las palabras dichas en el taller, para luego ser plasmados en una pared extensa que da a una plaza. Paralelamente otro grupo de estudiantes de trabajo social estaban en el lugar pero se fueron un rato después.

Al proceder con el dibujo ayudamos a los chicos, yo me encargue de sacarle punta los lápices. En algún momento me daban ganas de agarrar una hoja y ponerme a dibujar. Esa actitud de acompañante solo me pasa cuando estoy con algún familiar.

Hubo un choque de opiniones en un momento donde la profesora manuela dio la idea de pintar la bandera LGBT, uno de los chicos se opuso a dicha idea con un argumentos sin sentido, generando una incomodidad. Me gusto lo profesional que fue la profesora al responderle y que no pase a mayores. Da cuenta a lo que se vive en el barrio con la ideología de género y lo importante que son los talleres de ESI en ese aspecto.

Nuevamente fuimos para ayudar a pintar el mural y conocí nuevas personas entre ellas una de las chicas que estaba y que dio la casualidad que compartamos ese fanatismo por un género musical particular. Me dijo que recibía burlas por ese gusto pero a ella no le importaba, el género es nuevo y lo nuevo asusta, parece (jaja). no Cuestiono gustos musicales solo el uso discriminador que se le da en muchas veces como el bullying por dicho gusto, las escuelas más que nada donde se suelen escuchar música que contiene letras machista en actos y demás.

Por último el presenciar los talleres de expresión corporal por parte del profe Felipe, fueron como un plus de diversas temáticas, entre ellas la idea del espectaciante. Donde me encontraba del lado del espectador junto con los chicos de envión, y de repente cambiaron los roles o más bien se hicieron de carácter “ida y vuelta” en la entrevista que le hicimos a Christian nos hizo saber que ese día los chicos salieron con una idea de llevar a cabo lo mismo, lo bueno de fomentar la creatividad está en esos detalles.

Seguramente vuelva después de todo lo que hicimos.

Tobías Fritz

A decir verdad, antes de que comenzáramos el trabajo de campo, yo no le estaba prestando demasiada atención. Nos integramos con Mateo al grupo donde estaban Ulises, Franco y Pamela porque a ellos les faltaban dos. A partir de ahí, en cuestiones organizativas, yo simplemente asentía y nada más. Todo esto se dio en un contexto en donde yo, había comenzado demasiado a la ligera el cuatrimestre.

Por suerte, el ingreso al campo fue en gran parte motivador por el contraste entre la experiencia que esperábamos encontrar y lo que en verdad sucedió. Nos dimos cuenta de que ese espacio no era sólo “ver obras” y escuchar al que “posee el conocimiento” sobre cómo son las ellas, sino que nosotros mismos somos las obras, nosotros mismos podemos ser esos portadores de conocimiento, y entendimos que las obras están siempre atadas a nuestra interpretación. Fuimos los primeros experimentadores de lo que analizaríamos posteriormente: cómo las prenociones que hemos construido alrededor de la figura del museo, son en realidad posturas que alimentan el modelo hegemónico que buscan que los espectadores sean individuos pasivos, manteniendo así el orden establecido.

La vez que fui al taller de expresión corporal se podía ver un clima comunitario. Cuando estábamos realizando la entrevista hablaron varios integrantes del taller, y lo hicieron en un clima de escucha y de valoración de todas las ideas, lo que representó para mí una coherencia entre lo que estaban planteando y en lo que hacían. Inclusive en la disposición corporal que cada miembro tomaba en el salón, mostrando que al menos en ese momento y lugar, existía una total libertad de expresión, la misma de la que hablaban en las entrevistas: casi todos descalzos, algunos sentados, algunos rodaban por el piso y otros escuchaban en cuclillas.

Hubo otra vez en que ellos estaban haciendo una intervención con una escuela, pudimos observar la noción de “espectazipante” en su accionar. Los chicos al principio observaban desde afuera una perfomance, y luego comenzaron a participar a la par de los actores, que los invitaban a liberarse de esas posiciones pasivas que tenían rato antes. Cuando la permofance terminó Felipe se la dedicó al momento delicado que está viviendo Chile. Otra vez la coherencia se hizo presente, ya que en ese momento recordé cuando los miembros del taller habían afirmado que no concebían la práctica si no era política.

En un año bastante movilizado a nivel político debido a las elecciones, todos hemos tomado una u otra postura y la hemos comentado al menos alguna vez. Sin embargo, no todos conocemos cómo actúa el Estado frente a determinadas situaciones. Lo que agradezco de este trabajo es que nos permitió conocer cómo actúa en el ámbito cultural y social de nuestra ciudad. Creo que lo que nos han contado los actores del museo nos puede resultar de verdadera importancia para trabajar por una Bahía más cultural y social. Nos permite mirar las deficiencias de nuestra sociedad, pero hacerlo fundamentadamente.

El museo nos pidió que luego de terminar el trabajo, les mandemos “algo” que refleje la experiencia que nosotros vivenciamos en su institución. Nosotros también fuimos partícipes del museo fructíferamente, ya que esta observación crítica que se nos propuso desde la materia Taller Integrador I, colabora justamente para combatir esa construcción del espectador pasivo. No basta sólo con que la práctica tenga en su discurso una intencionalidad transformadora, sino que requiere una evaluación constante de las estructuras que la conforman.

Además, el compartir con una institución de tal magnitud, me brindó varios recursos para analizar las estructuras que conforman las prácticas educativas que yo frecuento como animador salesiano.

Una de las principales incertidumbres al anotarme en la carrera de “Licenciatura en Ciencias de la Educación” era el no percibir, a simple vista, un horizonte profesional concreto. Esto podía ser quizás una gran ventaja, sabiendo que la posibilidad de trabajo es realmente abarcativa. Sin embargo, ese abarcar tampoco consistía en nada concreto. Destaco esto porque creo que este trabajo me ha ayudado en ese aspecto. El presenciar actividades culturales que resignifican constantemente la escena educativa, la colocan en el lugar de transformadora y la ubican entre medio de la gente, en los barrios, en sus casas, en su vida cotidiana, amplió mucho más ese abanico de posibilidades, pero lo hizo de forma en que se entienda que las prácticas educativas pueden darse en cualquier ámbito y que necesariamente deben darse con una perspectiva transformadora. Observar y participar del espacio 2 Museos nos otorgó en la praxis, el deseo de querer trabajar por la transformación social y política de las personas, en contra de aquellas prácticas normalizadoras, que en su objetividad, sólo generan desigualdad y exclusión. En un mundo movido por la lógica del mercado, el trabajo realizado por instituciones de esta índole, genera un futuro realmente esperanzador.

Franco Olivera

Al inicio de esta experiencia, al enterarme que nuestro trabajo de campo era en 2Museos, simultáneamente me entere que de alguna forma trabajaban con el programa Envión, del que ya tenía conocimiento sobre sus trabajos en los barrios y sobre sus reclamos, lo que me intrigo mucho, respecto a las maneras en que se articularían los trabajos del museo y del programa, ya que como «museo» entendía un espacio más estructurado, rígido o conservador…un lugar que conserve y exhiba obras. Digamos que inicie la experiencia con una predisposición clara a expandir mis horizontes sobre lo que entendía de esa parte de la realidad, un museo, sus integrantes, el arte y sus actividades. Mi recorrido por el museo fue una experiencia transformadora. Ver una frase como «fomentar la participación social» volverse práctica, volcada en una actividad, y que transforme la subjetividad (y claramente su realidad) de las personas que participan de la experiencia, es algo tan enriquecedor como emancipador. Romper las barreras de las nociones impuestas, revelar mecanismos de control y generar propuestas, fueron identificaciones y conclusiones que determinaron mi pasaje por el museo. Observe como distintos chicxs vivían y participaban de experiencias educativas fuera de la formalidad, y no solo me refiero a la formalidad de la estructura o metodologías escolares, sino a la formalidad «ética» o política desde las que se desarrollan esas actividades, el trasfondo que sustenta las prácticas, los sentidos de inclusión y pertenencia que buscan generar, entendiendo la práctica como forma de producir conocimientos inclusivos, humanos, sensatos, reconociendo las diversidades individuales con formas de integración. Pretenden mostrar que el arte y las prácticas que la rodean no son como nos lo venden, con esas nociones conservadoras en las que las expresiones artísticas se aprecian objetualmente, «a lo lejos» y que existe solo un público limitado y predeterminado que puede hacerlo.

Aprendí que el museo no es solo un edificio con una función de conservación y exhibición artística, es un espacio colaborativo, multidisciplinario y educacional que llega a puntos de la ciudad que no son considerados en ciertos aspectos institucionales, específicamente en las medidas o falta de ellas con respecto a las necesidades de sus prácticas y actividades, resaltando la invisibilidad del trabajo a través de la precarización y la falta de impulso o apoyo para problemáticas tan identificadas dentro y fuera del museo, un espacio físico para conservar obras y un espacio físico para les pibes que reciben en sus barrios al museo, y tantísimas actividades que desarrollan. No son paredes las que sostienen el museo, son personas las que lo integran, y lo hacen compartiendo el espacio y su conocimiento, con la intención de que se lo apropien, de que los transforme y los libere.

Desde lo grupal fue complicado a partir del inicio, en un primer momento nos faltaban integrantes y luego al completar, la problemática surgió de la falta de comunicación, reflejado en lo que se contemplaba como compromiso y aportes desde la mirada de lxs distintxs integrantes del grupo, lo que dio como resultado consecuentemente una comunicación más fragmentada y menos clara, difícil de superar incluso el día previo a la entrega del trabajo.

  • La ilustración es de Ulises Aparicio.
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