Envión
1. Golpe fuerte dado a una persona o cosa que la mueve o desplaza.

Para cualquier institución pública trabajar en el territorio es un desafío. Acercarse a barrios, organizaciones, colectivos implica desarmar prejuicios, volverse consciente de las distancias, asumir(se) en el rol de trabajador/a estatal. En un punto se trabaja sobre un filo. Entre los muchos puntos de tensión (productivos en tanto se los transita desde el hacer) existe el problema de la “identidad”.

Muchísimos proyectos culturales ponen en valor las identidades territoriales. El club del barrio, la murga, la plaza, la ropa, la música, la esquina; la operación es efectiva: se trata de valorizar lo que tantísimas veces está demonizado. Por supuesto, aparece inmediatamente el problema. En ese gesto de poner en valor el territorio y “lo propio” también aparece el riesgo de la cristalización. Reforzar una identidad que puede también ser un límite. Volver estático y casi folklórico lo que es dinámico y escurridizo. La “cultura popular”, si así queremos definir las características de un territorio es una fuerza dinámica. Brecht en Popularismo y Realismo (1938) decía

Nuestro concepto de lo que es popular se refiere a personas que no solo juegan un papel importante el desarrollo histórico sino que lo hacen de manera activa: lo usurpan, forzan su ritmo, determinan su dirección. Tenemos pueblo en mente que hace historia, cambia el mundo y a sí mismos. Tenemos en mente un pueblo aguerrido y, por lo tanto, un concepto agresivo de lo que es popular.

Sin el horizonte de la revolución social inmediata, tomemos de Brecht la fuerza y el movimiento que le adjudica a lo popular: una agresividad desbordante. La pregunta será entonces: ¿cómo desde una institución estatal se puede favorecer esa energía? ¿Cómo trabajar desde una noción dinámica del territorio?

En principio no tener una respuesta contundente y monolítica pareciera ser un buen comienzo. Empezar más bien con la pregunta y el problema. Un “dejar hacer” consciente y responsable. No “bajar” ninguna idea preconcebida. Un museo como una antena que capte y asuma la energía circulante.

Así y con la transformación permanente del hacer, desde marzo 2 museos trabaja con todos los espacios Envión de la ciudad. En el desafío de pisar el territorio, y en ese acto también empujarlo y empujarse a sí mismo.

Leandro Beier

El Programa de Responsabilidad Social Compartida Envión, está destinado a chicos entre 12 y 21 años que se encuentran en situación de vulnerabilidad social.

En la ciudad de Bahía Blanca hay 6 Sedes del Programa, y se encuentran en los siguientes barrios:
Spurr: Esmeralda 1450
Saladero: Reconquista 1903
Stella Maris: Leopoldo Marechal 2540
Villa Harding Green: Araucanos 3429
Norte Duprat: Peñaloza 172
Caracol: Pacífico 158